Fin del Concierto

Fin del Concierto
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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Breve defensa del matrimonio homosexual

Es sabido que el reconocimiento legal del matrimonio entre dos personas de un mismo sexo no es un tema que genere consenso. Me gustaría intentar, rápidamente, un breve análisis de esta problemática, para concluir con una —también breve— defensa de dicha institución.

Primero, la definición del Código Civil. El artículo 102 del mismo dispone:  

El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente.

Distinto a la situación del matrimonio religioso, que es considerado un "sacramento", el matrimonio civil es un contrato. Uno tal como pedir un préstamo, arrendar un departamento o comprarse una casa.

En el caso del contrato de matrimonio, sus efectos más importantes tienen relación con el nacimiento de un cierto estado civil (las partes pasan a ser "casadas"; se adquiere un parentesco) y de ciertas relaciones pecuniarias (los cónyuges pasan a tener derechos y obligaciones respecto del patrimonio de cada uno de ellos; se forma una sociedad conyugal o se pacta algún otro régimen patrimonial para administrar los bienes de cada uno y los que adquieran en el futuro; los cónyuges pasan a ser herederos el uno del otro). Nada particular en este sentido. De hecho, el matrimonio se asemeja bastante a una sociedad; la única diferencia es que los cónyuges se unen con fines más diversos y personales que los de unos simples socios, y sus efectos son más universales.

Visto el matrimonio de esta forma, no existe absolutamente ninguna razón para negar reconocimiento a un matrimonio entre dos personas de un mismo sexo.

La resistencia a esta conclusión tiene ciertos elementos comunes. Se plantea que es elemento esencial del matrimonio el que los cónyuges sean hombre y mujer, por razones históricas, morales, religiosas e incluso biológicas.

En cuanto a la razón histórica y moral, es fácil verla: la homosexualidad fue siempre reprobada y reprimida y no era habitual encontrarse con parejas de personas del mismo sexo conviviendo de la misma forma que un matrimonio "convencional". Había razones culturales, religiosas y claro, también morales, para que la ley simplemente asumiese que el matrimonio debía ser entre un hombre y una mujer, o bien prefiriese recoger y reflejar expresamente la moralidad imperante. La homosexualidad era considerada una patología, un pecado, una abominación, una práctica depravada o, en el mejor de los casos, tabú. Ninguna razón para legislar sobre esa base, ¿verdad?

La historia evoluciona, y también la sociedad. La homosexualidad, si bien resistida por muchos, incomprendida, hasta condenada, es un fenómeno natural aceptado y cada vez más masivo. Evidentemente, el porcentaje de población homosexual en el planeta es minoritario, pero es un hecho de la causa que la homosexualidad existe y quienes son homosexuales mantienen relaciones amorosas y fraternales que no difieren en nada con aquellas mantenidas por personas heterosexuales (con la salvedad obvia de la capacidad de reproducción, evidentemente). La historia cambió y, por tanto, también debiese cambiar la legislación, anclada en prejuicios históricos. Actualmente, la ley priva de sus efectos civiles a una unión entre dos personas por el solo hecho de que comparten el mismo sexo. No parece justificado. 

Por otra parte, está el argumento religioso: Dios no lo quiso así. A esto, se responde rápidamente: el laicismo del Estado es también un fenómeno aceptado y demandado, al menos en aquellos países donde existe democracia. La separación iglesia-Estado es necesaria para dar cumplimiento a la exigencia actual de que todas las personas sean tratadas igualitariamente, incluyendo, por supuesto, en términos religiosos. Esto implica, más claramente, una separación "Ley-Religión". La ley, por tanto, no puede responder puramente a dogmas religiosos; debe tener una utilidad para la consecución del bien común o, dicho utilitariamente, para alcanzar la mayor felicidad posible del mayor número de personas, sin distinciones arbitrarias.

Por este solo hecho, los motivos netamente religiosos para descartar que la ley civil reconozca el matrimonio como una institución entre "dos personas", sin importar su inclinación sexual, no son suficientes para sustentar tal posición. Cada iglesia es absolutamente libre de establecer las condiciones y requisitos de sus propias instituciones y sacramentos, pero no pueden pretender que ellos le sean impuestos también a personas que no comparten tales dogmas. Es así de sencillo.

Y por último, el argumento de que el matrimonio está concebido para la reproducción. Esto parece una deformación de la teoría de que cada contrato tiene elementos esenciales (que deben estar presentes) y accidentales (que pueden estar presentes). Los fines del matrimonio son, claramente, elementos accidentales. Máxime cuando son varios: vivir juntos, procrear, auxiliarse mutuamente. Uno de estos elementos puede faltar y ello no podría razonablemente implicar que no exista matrimonio. Si esto es discutible (aunque, como lo veo, no lo es), ciertamente no implica que no pueda o no deba existir matrimonio si falta algunos de estos elementos.

En este punto es fácil confundirse: una cosa es lo que la ley es, y otra, lo que debería ser. Estamos diciendo que el matrimonio debería ser un contrato tal como cualquier otro, donde los fines tradicionalmente subyacentes al matrimonio no definan lo que es, sino lo que puede implicar. Una persona podría pedir la nulidad del matrimonio sobre la base de que, dentro de sus motivaciones principales, estaba poder procrear, y por un error creyó que su cónyuge sería capaz de tal cosa, cuando en realidad era estéril. Lo que no se puede afirmar es que, si los cónyuges no pueden reproducirse, entonces no puede haber matrimonio. Eso equivaldría a decir que dos personas heterosexuales impedidas de tener hijos, o que han decidido no tenerlos, no podrían casarse.


En otras palabras, que el código civil defina el matrimonio como una institución entre un hombre y una mujer, no implica que no pueda, mediante una simple modificación, señalar que es una institución que se da "entre dos personas". La solución del AVP intenta homologar los efectos civiles del matrimonio a una unión entre homosexuales, sin ser capaz de responder por qué el legislador debiese distinguir entre parejas heterosexuales y homosexuales y, en un caso, llamar a su unión civil "matrimonio" y en el otro, "acuerdo de vida en pareja". Esta última institución parece proteger a aquellos que no desean que su propia unión se denomine matrimonio, pero sí desean que tenga ciertos efectos civiles. Ciertamente no es una solución justa para aquellas parejas homosexuales que sí quieren ser llamados "cónyuges" y colocar, donde se les requiera, su estado civil de "casado". La razón de la distinción parece ser el rechazo de la mayoría. No es suficiente.

La conclusión es lógica y evidente: el matrimonio es un contrato y todas las personas son iguales ante la ley. Ésta podría establecer ciertos requisitos para contraer matrimonio (que los pretendientes no sean padre e hijo, por ejemplo), sobre la base de elementos o evidencia objetiva y empírica, o con cierto objeto común y lógicamente aceptado, tendiente a la consecución del fin último de la ley (llámeselo bien común, utilidad o como se quiera). No hay ninguna razón, teórica o empírica, para que el Estado, a través de la ley, niegue a dos personas plenamente capaces, la posibilidad de celebrar el contrato civil de matrimonio.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Recordatorio

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viernes, 19 de junio de 2009

Brett Anderson en Chile


Todavía recuerdo la primera vez que escuché un disco de Suede. Debe haber sido por el año 97, cuando recién estaba comenzando a descubrir sonidos más allá de mi profundo y obnubilado fanatismo por Queen. Nunca me he arrepentido de haber sido fanático de Queen durante tanto tiempo; sí me arrepiento de no haber sentido antes la curiosidad de descubrir más música.
Pero sí, debe haber sido el año 97 cuando mi compadre y compañero de curso Felipe (más conocido hoy en día como Felipink) gentilmente me cedió una copia pirata del Coming Up. El cobre era escuálido y con suerte tenía para comprarme un tabletón con manjar afuera del colegio, o una bolsa grande chubi, y los cincuenta pesos pa la micro. Así que ni hablar de radio con CD, casetes originales ni ninguna de esas wevadas. Eran inalcanzables para mí. Un día junté peso por peso y fui a Franklin y me compré una radio parlante con doble casetera, marca Hitaqui o Herturi o no me acuerdo ya, pero hecha en Vietnam o algún otro país asiático cuático, seguramente por una madre chinita de cinco hijos; cualquiera menos de las que se supone que eran buenas. Era verdaderamente asquerosa; tuve que idear un ingenioso sistema de compresión sobre la tecla play para que el casete se escuchara decente, porque si no como que no agarraba bien y se le iba la onda. Así que agarré un antiguo parlante que estaba botado en la casa, y una plancha de esas de la tatarabuela, que se calentaban en la estufa, y con el mango presionaba la tecla play mientras el magneto del parlante lo mantenía como colgando de la plancha y empujándola hacia abajo. Me colocaba unos audífonos de Walt Disney que le robé a mi hermana chica y con eso escuchaba la radio todo el día sin molestar a nadie. Un día me aburrí del sistema de la plancha y le robé derechamente el personal estéreo de Walt Disney a mi hermana chica, y lo echaba a funcionar con un transformador. Me conseguía las letras de las canciones con un amigo acaudalado que tenía Internet de módem en su casa, y hasta impresora de punto!! Puta el weón con plata. Y como la curiosidad me había agarrado con cuática, me devoraba discos como cabro leso, los escuchaba una y otra vez, hasta que me aprendía las letras de memoria; las escribía en cuadernos, las traducía, le preguntaba al Teacher qué significaba tal o cual cosa. Eventualmente terminé aprendiendo más inglés que cualquier otro par gracias a la curiosidad por saber qué cabeza de pescado decían las canciones.
Fue una de esas tardes de música después del colegio en que escuché el Coming Up. Wow, bueno bueno, pensé. La primera del disco ya la había escuchado… Pa qué decir la de los ancianos de Cachureos. Era tan bueno que hasta pensé que era un Greatest Hits. Le dije al Felipe (que en esa época ni imaginaba en convertirse en el Felipink que es ahora), ¿esta wea es un grandes éxitos?, y me dijo que no, que era el último disco, ah, porque está re bueno, es como si ya hubiera escuchado todas las canciones (hace poco me enteré que el mismo Brett Anderson en alguna oportunidad dijo que el disco había sido concebido como un “grandes éxitos”… así que de chiquitito le pegué a esta wevadita…). Y fue a través de los contactos del Felipe, el otro Felipe, y la Pitu (cómo olvidar a la Pitu) que me conseguí los demás discos, y empecé a alucinar. Puta los weones buenos. Qué onda So Young. Qué onda The Wild Ones weón. En esa época las colocaban en la Blondie y era la cagá, verdaderamente, era como que de repente pusieran un video de Jesús en una iglesia canuta. Porque Dios era Morrisey, y Jarvis Cocker era… puta, no sé. Puede que también haya sido Jesús, no hice una encuesta de popularidad. Las minas gritaban por los dos. Pero cuando tocaban The Wild Ones… uuuhh… Era como darle a todo el mundo un afrodisíaco mezclado con Viagra. Echen paja, por favor, que nos podemos resbalar. Bueno, pasaba lo mismo cuando tocaban Babies. Ahora, pasareeeeis… Si Jarvis parece un mago de la escuela de Harry Potter.
Eventualmente me convertí en fanático de Suede, y Suede se convirtió en mi banda favorita de toda aquella pléyade maravillosa de bandas que alguna vez hicieron del britpop una cultura. Todos los weones se creían Jarvis Cocker, todas las minas se vestían como la Candida Doyle. Era cool. Era una moda que podía ser estrambótica y elegante al mismo tiempo. Una moda casi “exclusiva”, en todo caso… Me empecé a vestir con pantalones de tela, camisas, la típica chaqueta adidas que el viejo tiene guardada en un cajón desde que naciste; las zapatillas Adidas y si no teníai plata, North Star, ojalá de colores fuertes… Qué época. Qué style. Iba a veces los domingo al Bellas Artes, donde se juntaba toda la movida britpop. Se veían hartos, pero eran todos los que había. Y fue tanto mi fanatismo que hasta me dio por aprender a tocar canciones de Suede. Me compré una guitarra eléctrica, que era un palo con cuerdas que sonaba como un tarro enchufado a un amplificador con problemas de tierra. Pero eventualmente aprendí a leer tabs y me aprendí casi todas las canciones de Suede. Hasta el día de hoy las toco, algunas mejor que otras. Con Felipink nos armamos una banda y hasta compusimos varias canciones, en inglés, como correspondía; con ritmos melosos, sombríos y elegantes… Todo un Bernard Butler. Todo un Brett Anderson. Hasta tuvimos nuestro debut y despedida en la fiesta de cumpleaños de una profesora en calle Lastarria. Cómo olvidar esos días… Cómo. Casino Casanova. Un nombre elegante y provocador. Los ensayos en la casa de nuestra tecladista… La banda terminó como terminan o empiezan todas las bandas… líos de falda. Una se enamora del otro, el otro no la pesca, y sería. Hasta ahí no más llegó la colaboración. Después a Felipink le dio por usar el Fruity Loops o algo así y de ahí pasó a la cumbia electrónica que lo caracteriza hoy en día.


Cuando escucho la palabra Suede, se me viene todo esto a la cabeza. Todo esto y más. Fue la banda más importante de mi adolescencia e incluso de mi juventud. Es una banda importante hasta el día de hoy. Hasta el día de hoy sueño con tocar una canción de Suede frente a un público que agradezca que alguien, hoy, pueda tocar una canción de Butler con banda completa. Porque Brett… Brett no puede compadre. Prohibido contractualmente. ¿O acaso piensan que toca So Young en guitarra de palo porque le gusta? Gustareeeis. No puede no más compadre. Creo que intentó tocar una en Perú y ahí lo tuvieron detenido todo un fin de semana. Si la wea no es chiste compadre.

Así que puta, en el concierto de Brett Anderson la música fue importante, cómo no. Pero todos sabíamos que el Sr. Anderson ya está viejito, ya se tiene que teñir el pelo, ya no tiene la voz que tenía antes. Mucha heroína, mucha coca, mucho mucho. Pero cuando se apagaron las luces y de repente veo al weón que estaba acostumbrado a ver en la pantalla gigante de la Blondie, en la copia pirata del Love & Poison, en el video extra que venía en el Coming Up; al weón que he escuchado desde que soy un pendejo, al weón que me ha inspirado para tocar guitarra, para dármelas de músico… ver a ese weón arriba del escenario fue… impactante. No me iba a poner a chillar por él como una mina, ni cagando… pero fue sobrecogedor, emotivo, como un cristiano se sentiría viendo al Papa, o un argentino viendo a Maradona. Ahí estaba, tan cerca weon, tan cerca que parecía que podía tocarlo y verdaderamente convencerme de que el weón existía, que no era un invento de los casetes piratas, de las revistas, de los videos grabados del disco láser de un weon con plata, de youtube. La Favi me wevió y me dijo, no te vayas a poner a llorar… Yo me reí… Pero cuando empezó a tocar By The Sea casi me cago, se me comprimió el estómago, se me hizo un nudo en la garganta y apenas podía cantar… Lo único que quería era saltar, weviar, qué le pasa a esta gente que está tan quieta, qué onda; o estaban todos ensimismados, o estaban como cachando la onda, pero la atmósfera era cuática, como si casi todos en ese lugar estuvieran de alguna forma conectados a algo invisible que nos recorría la espalda cada vez que este personaje mitológico se cruzaba por el escenario, miraba al público y agitaba los brazos, pidiendo que saltaran. Como si todos estuviesen pensando lo mismo que yo pensaba, hasta la Favi, que apenas conoce a Suede. ¿En qué momento pasó esto? ¿En qué momento este weón salió del mito y se convirtió en realidad? ¿Cuándo, cómo pasó eso? El año pasado había quedado picado, y me convencí a mi mismo de que no valía la pena, si el weón ya no canta, sus discos son malos… Pero no weon, nada que ver, nada que ver! Porque Suede no es una banda más, Brett Anderson no es lo que es ahora, no es ni el Wilderness, ni el disco debut, ni el Coming Up, ni nada de eso… Brett Anderson es una figura de otro mundo, un weón que no pertenece acá… Un weón que debió morir, explotar como una supernova, como un meteoro, hace mucho tiempo atrás, tal como explotó Suede, tal como nació de repente, se convirtió en la banda más majestuosa de UK y así, tan rápido como llegó, se fue, y sería, no hay más, se acabó amigos, váyanse para sus casas, no queda nada por ver. La esencia de la vida, la esencia de la juventud; la nostalgia eterna por los 4 años que dura la adolescencia, por los 4 que dura la juventud… Así como se me fue la adolescencia, tal como llegó, así se fue Suede. Duró lo que dura una generación y murió, murió con el britpop, pero nunca fue parte del britpop… Fue algo más que las canciones chillonas de Blur, que la grandilocuencia de Pulp, que la eterna mediocridad de Oasis. Fue algo más que todo eso, para aquellos que lo entendimos, para aquellos que lo vivimos. Y está ahí, y por eso cuando hablo de Suede es como hablar de mi juventud, de los años que se fueron, de los años que no volverán. Tal como Suede. Ver a Brett Anderson fue como volver a ser un pendejo despreocupado. El pendejo que quiere crecer, que no entiende lo que ya tiene. Que quiere ser lo que soy hoy. Y fue por eso que cuando tocó Trash, gritando a cada rato “what are we??”, Traaaash, you and me, we’re the lovers on the street, we’re the litter on the breeze…, “what are we!” Traaaaaash…, de repente se me llenaron los ojos de lágrimas y estuve a punto de hacer el ridículo, jaja, qué ridículo weón, si te aseguro que varios de los miles que estaban ahí sentían la misma ansia, los ojos llenándose de lágrimas, los recuerdos que volaban, uno tras otro, mientras este weón bendito, este vendedor de sueños, se paseaba saltando por el escenario, gritando, what are we, what are we!!! Sí po weon, todavía soy basura, siempre lo seré, y me importa un pico, porque quiero seguir siendo basura todo el tiempo que pueda. Grande Brett. Grande Suede. Que tocara la canción un tono más abajo me importó un comino. Todas mis preocupaciones antes del concierto se fueron a la cresta. Creo que no salí de la estupefacción hasta que salí del teatro. Creo que todavía no salgo de la estupefacción. Fue tremendo. Una experiencia, una vivencia emocional de otro nivel. Un reencuentro. Una bofetada del tiempo, toma weón, mira cómo paso, mira cómo paso y me llevo todo, pero toma también... aquí tienes un dulce… ¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas de cuando eras pendejo y escuchaste por primera vez tu casete de Suede en la radio mala que tenías en tu pieza de tu antigua casa y luego escuchaste el Dogman Star y luego el Suede y luego el Sci-Fi Lullabies y te gustó tanto Europe is our Playground y This Time, y luego salió el Head Music y te lo conseguiste altiro y veías el video de Electricity en el Dínamo con Sergio Lagos y te compraste la guitarra y empezaste a aprenderte los temas y los tocabas con el Felipe y… y… y…
Y así como vino, Brett Anderson se fue. Y sería. Dejó videos. Dejó posteos en el foro. Dejó una entrevista. Dejó una sonrisa nostálgica en la cara de todos los que lo vimos. Y los que no lo vieron, guau. Se perdieron un viaje a vuestras juventudes. A la época en que tenían pelo y no tenían guata. Cuando todo era nuevo. Cuando todo era mejor.


domingo, 1 de febrero de 2009

La Funa...


Esto de la "sociedad civilizada" puede ser verdaderamente una desgracia. Tiene ventajas. Y tiene desventajas. Como el otro día, en que aprovechaba una hora de mi tiempo libre para ponerme en forma y entrenar el corazón para no parar la chala a los 40 años por cirrosis o colesterol o diabetes. Me hago cagar los pies con ampollas y las rodillas se me llenan de líquido, imagino, pero me empezaré a vendar y la Favi me regaló un par de zapatillas para trotar en Navidad, así que se puede evitar. Obvio que no le regalé nada, o algo de mucho menor valor, porque no creo en esa mierda de fiesta y le he dicho a todo el mundo, pero son porfiados, me siguen dando cosas. No me siento orgulloso, pero durante el año le doy regalos así que no debería sentirse mal... O sí... No sé.
Bueno, iba trotando cual Forrest por el ultra cuico Parque Presidente Errázuriz -donde trota la Jennifer Warner, ojo (está media gordita a todo esto); donde los vecinos sacan a pasear a los Rotweiler, las viejas a los chiguaguas, los gay a esos perros chicos que no cacho qué mierda de raza son, pero son feos, eso está claro, etc etc-. Igual se ven cosas divertidas cuando uno da vueltas y vueltas por el mismo sector. No, en realidad, no se ve ninguna wea divertida. El otro día vi a una galla vomitando por la ventana de un Volvo del año, y estaba tan mal o era tan pajera que ni siquiera abrió la puerta como para estar más cómoda, así que vomitó las dos puertas del lado del acompañante, mientras su marido, amante o lo que fuera la miraba con cara de, puta la mina jugosa, cómo se pone a vomitar en frente de todo el mundo, a luz del día, por algo que yo también comí-tomé, y quizás qué habrá dicho cuando vi el arcoiris de vómito en las puertas. Pero bueno, eso, y el típico viejo gay que se sienta en la banca y te ve pasar, y pasar, y pasar, y no sólo a ti, también a los demás que corren, y se hace el weon pero todos saben que está cuarteando, como el viejito de Family Guy -la Mejor Serie del Mundo-. ¿Llegará a la casa a pasarse rollos con las piernas peludas y las poncheras incipientes y sudorosas que vio pasar? aaaaahhh... qué asco.
Luego de provocarme un vómito -cosa que habitualmente hago los domingos en la mañana, después de una noche con Jack (Daniels)-, continúo. Uno ve cosas que al final terminan siendo divertidas porque enfrentémoslo, una de las razones por las cuales uno crea el humor es porque es una forma de enfrentar la injusticia del mundo y resignarse a que siempre habrá injusticia, siempre pisarás mierda, y no hay nada que se pueda hacer. Daba mi habitual ronda mientras una patrulla de carabineros y cinco oficiales observaban detenidamente a un sujeto con pinta de vagabundo que estaba sentado en una banca, y cuando los pasé, y a 50 metros, una pareja de weones miraba el espectáculo y no se fijaron que su enorme perro se me tiró encima y me mordió el brazo. La mala suerte es que justo me había puesto una de esas poleras de mierda que cuestan plata, no las weas roñosas que venden en el Líder, y el quiltro culiao ese me rajó la polera, y me raspó la piel con su diente de mierda, perro de mierda y dueño de mierda. Me paro estupefacto, qué onda tu perro compadre, y cáchate la respuesta, y qué queris, si tiene 4 meses no más... Este weon me cagó, me dije. ¿Y vo cuántos años tenís weon? Me miró con cara de poker. ¿No sabis que tú eris responsable por lo que haga tu perro? ¿No te cabe en tu cabecita rubia de pendejo culiao al que le han dado todo y no se ha ganado nada, concha de tu madre? -eso lo pensé, qué resentido, pero en este caso era verdad-. Le pedí 10 lucas por la polera. El weon me trató como si lo estuviera chantajeando, hasta el día de hoy piensa que su perro tiene licencia pa morder a cuanta gente quiera y él no va a tener la culpa porque "tiene 4 meses". Qué persona más wevona, en serio. No puedo creerlo. Andaba con su mina, y después me pasaba el rollo, por qué no lo insulté por último. Sacaste a pasear a tu perra también, cuiquito, cosas así. Pero no le dije nada. Me comporté como caballero, y considerando la cercanía de nuestros queridos carabineros, le dije, te voy a denunciar, jaja, te cagué vaquero, caerás en las redes de la justicia y te pasarán un parte, hhaha, muere bandido. Así que fui pa allá, llamé a un paco y era como un perrito, no cachó que cuando lo llamé era para que se acercara, así que tuve que ir para allá, mientras el weon se escabullía lentamente... Eeh, oficial -el oficial me miraba detenidamente desde detrás de sus anteojos a lo "Sabotage", un look extremadamente "policial", le faltaban los puros bigotes, pero con el pelo corto y la afeitada más parecía homo de película noventera-, quiero dejar una denuncia... Mire, el perro de ese señor me acaba de morder, mire cómo me dejó... Y ahí caché que estábamos mal. Porque cuando pensé que venía el, sí, no se preocupe, eh, señor, venga por favor!, vino una mirada de incomprensión detrás de los anteojos, igual que los perritos, ¡qué tierno!, traiga la pelota, tráigala, vaya, y me mira con cara de qué wea me estai diciendo?? Ehh, es que no se puede dejar denuncia. Cómo no se puede dejar denuncia, una constancia, algo... Luego, que el tipo se está yendo y no me dio su nombre, obvio. "Oye, te voy a denunciar, dame tu nombre, RUT y dirección". Sí, claro, Alejandro Rojas, Sergio Valdovinos 1373, el rut no me acuerdo, pero trata de pasar después de las 8, porque antes trabajo. Pero el amigo carabinero estaba muy ocupado, y no cachaba una, seguramente ni siquiera sabía escribir -han cachado a los pacos cuando vas a dejar una constancia... Una muestra de la crisis de la educación chilena. Da pena. Es como darle un dictado a un monito. No saben hilar más de 3 frases al hilo... "En circunstancias en que me encontraba en ... eeeeh... dónde se encontraba? ¿En el auto? ¿Dentro o fuera? ¿Parado... o sentado?- Vaya a hablar allá (es que yo no cacho; o sea, no soy el jefe)... Voy pa allá, quién está a cargo, una mina... Mmmm. Oiga, quiero dejar una constancia, una denuncia, lo que sea contra el que me mordió, allá, en la esquina... Es que estamos ocupados en un procedimiento, no ve? Chucha, veo 5 carabineros y un vagabundo sentado en una banca, este es el procedimiento? Pero claro... Y son necesarios? -el vagabundo observaba todo como el weon de Mente Brillante cuando ya estaba cagadísimo, a partir de las 2 horas 5 minutos de película-. Pero claro, ¿está cuestionando mi procedimiento? Pero es que quiero dejar la denuncia... Pero déjela, vamos. No, pero no tengo el nombre, el tipo va allá... Bueno, cuento corto. Dado que Carabineros no hizo nada, y me agarraron pal leseo, decidí seguir al tipo y no sé, pegarle por último... Lo pillé, pero dije, me puede morder el perro, así que se me hizo. Nunca entrené asesinato de perros cuando estuve en los Marines. Después volví a echarle la foca a la paca, que ya se había sentado y comprado unas cabritas y anteojos de tres dimensiones para observar al ultra peligroso vagabundo que había cometido supuestamente "actos impúdicos" -i.e. echó una meadita en un árbol y una vieja cuica llamó escandalizada pa decir que se estaban violando un árbol, así que ellos llegaron de inmediato y pusieron máxima prioridad a su resguardo-. Más encima el weon efectivamente estaba loco... ¿Qué le iban a hacer, mandarlo a Guantánamo? ¿Qué le puedes hacer a un loco con tarjeta de loco que está meando en un árbol? ¿Y qué pasa si el cabellos de ángel que anda con su perro al otro día se va a otro parque y al perrito se le ocurre ponerse a jugar con el globo ocular de un pendejito? Si el pendejito es de La Pintana, a lo mejor no pasa nada, le compran un parche y le regalan un año de helados Savory a la mamá, y a lo más le regalan un par de cuadernos Torre y un parche de ojo con la insignia del Colo. Pero si el pendejito es de Las Condes... Aaahh... Bueno, ahí queda en familia. En definitiva, entre palabras de buena costumbre y palabras de buena costumbre, la paca me dio a entender que su procedimiento con mente brillante en la banca era más importante que el mío, que ya iba a llegar el fiscal, que esto, que lo otro, que aquí que allá, que si bien es cierto no es menos cierto, y después de unas cuantas ironías de mi parte, me tuve que ir con la cola entre las piernas, como puse por ahí, mordido y vapuleado, que al final me muerde el perro de un cuico, los pacos me agarran pal weveo, y yo me quedo aquí, escribiéndole una carta a la Subsecretaria de Carabineros, que obvio que pesca sólo a los Girardi y a esos weones que tienen un cargo en esta mierda de orden que hemos instaurado, y despotricando en un blog contra toda esta mierda, contra todo este sistema, donde si no te sacan un ojo o te violan en la calle no eres digno de atención; donde si no sales en la tele llorando porque te mataron a tu hijo, nadie te pesca; donde los pacos prefieren quedarse mirando a un pobre loco que le dio por mear en la calle, antes que atender la humilde petición de un ciudadano con los mismos derechos y los mismos deberes que las viejas weonas que lo denunciaron. Así que no queda otra que aprender artes marciales, comprarse una katana y una pistola, y sacarle la mierda a cualquier weon que tú creas se lo merece. Porque esta cosa así no funciona. NO FUNCIONA.
Y lo único que te queda... es reírte de ello.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El Profe Milton... Y Otras Consideraciones

La muerte tiende naturalmente a la reflexión. Es algo indudable. Aunque hay grados y grados de reflexión. La reflexión de la persona "común y corriente" es típicamente la reflexión que empieza y termina con los límites de la fe. La señora Juanita, acostumbrada a ir a la iglesia todos los domingos; que ha visto morir a sus padres, sus abuelos, comadres y compadres, ella no se pregunta qué ocurre con esa masa incorpórea que algunos llaman alma; qué ocurre con esa persona, que antes estaba viva, que hablaba, se movía, miraba, pensaba y sentía, y que ahora yace inerte sobre una cama aplastada, con una sábana sobre la cabeza. Qué pensó esa persona cuando sintió que la vida se le estaba yendo. Qué pensó. Qué vio en aquel ominoso momento en que la respiración se entrecorta y la inminencia de la muerte se hace insostenible. No se lo preguntan. Y quizás sí. Pero la respuesta es la misma: qué importa. Mientras escribo esto siento pena, porque trato de imaginarme las imágenes que pasan por la mente del que sabe que está muriendo y el único sentimiento que concibo es el de infinita tristeza. La mirada del que uno quiere se pierde en la nada... y aquél que antes te miraba en algún momento por nadie conocido deja de mirarte para comenzar a mirar al infinito... o a la oscuridad... no se sabe. Pero bueno, la señora Juanita no piensa en eso porque para ella la muerte es algo familiar y no hay nada de qué preocuparse... La inquietud respecto del destino de esa alma que se muere empieza y acaba en la imagen de Jesucristo en la pared de la pieza de cuidados. Ahí está el consuelo y la paz, del que se va y del que se queda. No hay por qué preocuparse de ese tipo de cosas... ¿Qué dónde fue a parar esa buena persona cuyo corazón se acaba de detener? Qué clase de pregunta es esa. Evidentemente que al cielo, hijo mío. Esas son todas las respuestas que necesitas. Pero, es que, ¿por qué tuvo que morir tan joven y sufrir tanto...? ¡Es tan injusto! Dios se lleva antes a los mejores, hijo. Y lo más buenos son los que más sufren. Tamaña recompensa, dirá uno. Por supuesto. Disfrutar de las bondades del Reino de Dios por toda la eternidad no es precisamente un castigo. Pero, ¿la volveré a ver? Por supuesto, si eres bueno. Algún día te encontrarás con ella en el Cielo. Ah... me quedo tranquilo entonces. Soy feliz. Y el mundo sigue dando vueltas.


Hoy fue el funeral del profe Milton. Me sorprendí al encontrar banderas del PC revoloteando cerca de la tiendita donde la gente se había congregado para despedirlo. Me sorprendí un poco más cuando uno de los dirigentes se refirió a él como un gran compañero, como una persona que se preocupó por los pobres, que trabajó por ellos, que trabajó por doblegar las brechas sociales (que impone el capitalismo... esto lo digo yo, pero se asume). Y es el mismo discurso que escuché del Lucho el otro día, cuando se quejaba de lo injusta que era la vida con el profe... Como profesor, Milton tuvo una sola estrategia: tratar de colocar a sus alumnos en una posición privilegiada dentro de la sociedad... Sacarlos de la esfera donde habían crecido y convertirlos en profesionales exitosos, respetados... Romper la brecha social; llevar a los muchachos de Maipú, de Estación Central, de Quinta Normal, a Las Condes o Providencia; transformarlos en los primeros profesionales de la familia; convertirlos en grandes hombres. Y ciertamente él y los demás que trabajan en el Liceo lo consiguieron... Colocaron a un montón de vagos, hijos de obreros, choferes de micro, empleados y transportistas, primero en la universidad, para que se convirtieran en profesionales (de lo que fuera) y luego, por añadidura, en un lugar distinto dentro de la cadena alimenticia... En el lugar del que llega a la estación de servicio a ponerle bencina al auto, y no del que está esperando en la bomba con un uniforme azul, gorra y un montón de billetes ajenos en el bolsillo, para recibir su pedido. Pero uno no puede dejar de pensar que existe una cierta (y tremenda) contradicción en todo esto, que algo está mal, que algo no calza. Porque una conciencia social hoy en día no es equivalente a ser partidario de las ideas comunistas, y hoy en día al parecer quedan cada vez menos comunistas y hay cada vez más personas que piensan que la sociedad puede mejorar, dentro de sus propios y preestablecidos márgenes. Es una contradicción evidente, que me da la impresión todos captan, pero pocos se detienen a analizar... Vivimos en una sociedad capitalista y monetaria, desde tiempos inmemoriales, desde que a alguien se le ocurrió ponerle a las cosas un precio y no un valor, hasta que ambos conceptos se hicieron inadvertidamente sinónimos. El profe Milton -al igual que muchos otros distinguidos y admirables profesores de mi colegio y del país entero- se esmeró por brindar una buena educación a sus alumnos, de manera tal que pudieran valerse por sí mismos dentro de la sociedad, que pudieran "ser alguien en la vida", como a todos les encanta decir, como si la palabra "alguien" ya fuera un concepto predefinido e indubitable. El profe Milton, comunista, y por ideología enemigo del capitalismo, del sistema que transforma a los hombres en sirvientes de una maquinaria salvajemente consumista, se dedicó toda su vida a preparar hombres para servir en dicho sistema, y aun más, considerando la entrada al sistema de alguno de esos hombres, un éxito. Y es así como el suscrito y muchos otros nos hemos convertido en un éxito de nuestro querido liceo, y en consecuencia de nuestros profesores; la labor cumplida, el trabajo bien hecho. La labor encomiable de personas que se alejan del sistema y que deciden privarse de las ventajas que éste da a aquellos que se insertan exitosamente en él, para preparar más hombres que se hagan parte del mismo. Para alimentarlo. Y todos nos sentimos orgullosos de eso, es verdad; hay ventajas para todo. Pero es como cualquier cosa en el mundo, la típica institución que existe y en que es mejor no pensar, como es mejor no pensar que el exquisito lomo que te sirven en el restaurant alguna vez fue un ser vivo que alguien tuvo que matar y destrozar para que pudiera ser tu cena; o como es mejor no pensar en que la electricidad que ahora me permite escribir esto se produce gracias a la construcción de gigantescas represas y acueductos que han inundado las tierras de nuestros ancestros y destruido millones de ecosistemas, o peor aún, a aquellas moles quemadoras de petcoke y carbón que plantamos en el norte y que han matado toda forma de vida en kilómetros a la redonda, y que matarán toda forma de vida en algún tiempo más, cuando la irresistible secuencia de causa y efecto se haga patente en el mundo. Pero bueno, uno dice, y si no fuera por eso, ¿qué sería de nosotros? ¿Cómo viviríamos? ¿Cómo podríamos sobrevivir? Y la respuesta es sencilla: si eligiésemos no destruir nuestro planeta para poder alimentarnos y protegernos de la naturaleza, estaríamos todos muertos; si eligiéramos no matar animales, no comeríamos, o quizás seguiríamos viviendo como en la época de las cavernas, matando sólo lo indispensable para comer y vestirnos... Y puede ser que alguien diga, sí, y seríamos libres de este maldito sistema, y uno diría, mira tú, ¿y libres para qué? ¿Para poder elegir entre comer carne de cerdo o carne de vaca? ¿Para poder optar entre vestir piel de oso o piel de cebra? ¿Qué sería del mundo sin el famoso sistema? Si no supiera leer ni escribir, si no tuviera ropas, si no tuviera dónde vivir, sin herramientas, sin energía más que una fogata o un rayo; sin transporte; sin papel, lápiz, computadores, satélites, internet? ¿Sin libros que leer, sin música que escuchar, sin películas para ver? Todo lo que el hombre ha creado lo ha creado para poder "vivir mejor". Y para poder gozar de esas cosas uno debe ser parte del sistema. De otro modo, te quedas fuera, y no te queda mucho por lo que vivir. Mientras más y mejor parte del sistema seas, más beneficios puedes obtener. Pero la lucha por esos beneficios muchas veces nos cuesta la vida misma. Y de ahí el incesable deseo de ser millonario sin esfuerzo. Si voy a convertirme en millonario después de 50 años de incansable trabajo, mierda, no por favor, trabajaré toda mi vida para poder viajar por el mundo una vez y morirme tranquilo. ¿No hay nada más que valga la pena? ¿Nada en este sistema que nos haga decir, ok, lo acepto, está mal pero no hay nada mejor? Es un mundo de mierda, verdaderamente de mierda. Y es un mundo de mierda porque la raza humana es capaz de mucha mierda. Somos una raza fabricada esencialmente de mierda, tanto que debemos eliminar un poco de vez en cuando, y aquellos que eliminan su mierda con mayor periodicidad, son más sanos e incluso se ven mejor que aquellos que la mantienen en sus intestinos por tiempos más prolongados. En resumidas cuentas, somos todo aquello que somos capaces de hacer, y mierda hacemos todos los días, y varias veces al día. También somos capaces de maravillas como la música, el cine, el arte, la poesía... Pero esas maravillas no serían posibles si no fuera porque la mierda permite que existan. Porque la mierda necesita recrearse de vez en cuando. La mierda es un ciclo, necesita comer para existir; sin comida, no hay mierda; sin mierda, no hay hombres. Cuando la mierda se cansa de devastar bosques, vertir basura en el mar, cazar animales únicos por placer o codicia, ahogar las nubes con estallidos de dióxido de carbono o, lo más importante, torcer y esprimir a las personas para satisfacer los deseos de los dueños del sistema de mierda que rige en el mundo, a veces le dan ganas de escuchar una sinfonía, o mirar una obra de teatro, o comprar una pintura de una señora regordeta recostada en un sillón para colocarla en el living de su casa y enseñársela a las otras mierdas que vayan a visitarlo de vez en cuando para discutir qué tal se ha esparcido la mierda por el mundo últimamente. Pero esta es la contradicción máxima, aquello que me hace ser pesimista, aquello que me hace tender a pensar, bueno, es tanta la mierda, que de verdad ya estamos cagados: si no fuera por el sistema, este pedazo de manifiesto ni siquiera existiría, como tampoco existirían la millonada de libros y documentales que se han hecho sobre la cagada que la mierda ha dejado en el mundo. Si no fuera por el sistema, no podríamos preguntarnos qué haremos el fin de semana, porque estaría claro: cazar, huir, hacer fogatas, sobrevivir. Ese sería nuestro destino, esa sería nuestra satisfacción de cada día. Y los puristas acusan de que somos "esclavos remunerados", y sí, es verdad, pero, ¿qué sería de nosotros si nuestro "empleador" no existiese? Estaríamos cazando búfalos, luchando todos los días por sobrevivir, y entre eso y 3 horas al día en que puedo leer, jugar, ver televisión, y 20 días al año en que eventualmente puedo viajar y pasar un buen rato, bueno, creo que tendría que elegir lo segundo... Y esa lamentable conclusión nos lleva a todas las demás: (i) la vida es dura, pero es lo que es; (ii) el mundo no es nuestro, ni lo será, pero podemos aprender a sacar ventajas del sistema sin otorgar tanto de nuestras propias existencias; (iii) hoy sólo es posible y concebible la conciencia social, porque cualquier otra cosa, es una utopía, no porque el sistema no pueda ser vencido, sino porque cualquier cosa será una respuesta al sistema, un sistema que necesitamos, y dicha respuesta, al fin y al cabo, se convertirá también en sistema; (iv) sólo los dueños del sistema son capaces de disfrutar de todas sus ventajas sin necesidad de conceder nada más que un par de lingotes de oro, y (v) mientras más tiempo uno chupe de la teta del sistema, más probabilidades tiene de alcanzar la "felicidad"... Esa felicidad de mierda que la mierda nos permite.
Descanse en paz, profe Milton. Nada de esto es nuestra culpa.

jueves, 31 de julio de 2008

Muse en Chile


Fue verdaderamente una seguidilla de coincidencias e infortunios la que me llevó al Teatro Caupolicán el 26 de julio pasado. Por esa misma fecha pero dos meses antes, estaba esperando que Brett Anderson llegara a Chile a cantar las que ahora pienso son sus mierdas de canciones (aunque en realidad no son las canciones lo penca, sino que el gallo está tan cagado que tiene que bajar al menos 1 tono de canciones que ya estaban escritas con un semitono más abajo), pero los productores que lo traían resultaron ser unos chantas con dirección de gmail que se corrieron una semana antes del concierto y sería. Y en esa época unos gringos me pidieron que les comprara entradas para ver a Anderson, yes, we come from California to see Brett... Really? Estaban rayados. Pero bueno, les compré las entradas, y a pesar que el concierto se canceló, estaban tan embalados que al final se vinieron igual. Nos juntamos en un bar penca de Providencia el día que debió ser el concierto y ahí, entre copa y copa, me dijeron (en inglés), la raja, ahora viene Muse... ¿Vas a ir? ¿Muse?, dije. No los cacho mucho... Pero sentí que había dicho una estupidez, y me avergoncé... ¿Cómo podía no cachar a Muse? Eran secos. El vocalista es seco, es un virtuoso, son súper potentes, you gotta go see them. Cresta, me dije. Al otro día me dediqué a bajar canciones, las más conocidas, uhm, Time is Running Out, uhm, Starlight (¡esta la he escuchado!)... Me puse a ver videos, Knight of Cydonia, uhm, Hysteria, uhm, Stockholm Syndrome, Plug in Baby... Ya a las dos semanas estaba totalmente convencido, pero fue demasiado tarde... Un mes antes del concierto las entradas para cancha se acabaron, por la rechucha, pero cómo, si a estos weones no los conoce nadie... Uhm, sí, nadie. Weón ignorante, me dije. Yo que pensaba que estaba al día en el mundo de la música británica. Así que bueno, me conseguí una pa platea alta, la única weá que quedaba, bueno, es peor que nada, después conseguiré a cancha... Pero conseguiréeeis. Al final del día estaban vendiendo las cancha a un 120% de su valor. Comprareis cancha. Le mostré un par de videos a mi compadre Catrilef, que también se las cacha todas (aunque es más de música negra el weon, como buen mapuche, contestatario), y me sentí mejor cuando vi que tampoco los cachaba, y vimos un par de videos, uh, buen bajo compadre, uh, la raja, uh, uh, me dieron ganas de ir. Al final un día domingo caché que la Rolling Stone estaba sorteando entradas y dije, bueno, habrá que probar, mandé un email como cachando la cosa, mejor digo que soy estudiante y que no tengo plata, pa ganármelas, pero puse que soy abogado y un glorioso martes 22 recibí un email bendito, te ganaste las entradas, ven a buscarlas. No podía creerlo. Estaba hasta la callampa de pega y por un momento pensé, capaz que sea un estafa, las promotoras, llego a buscar las cosas y me roban todo... Pero no. Pasé a buscar mi sobre, emocionado hasta las lágrimas, pero de a poco se me pasó porque caché que eran platea baja... Ya, bueno, a caballo regalado... Invité a la Favi, le vendí la platea alta a Lef, y el día sábado me corté el pelo, lavé la ropa, pasé a buscarlos, nos tomamos unas chelas, escuchamos Knights of Cydonia en el depto, y partimos. Me fui hecho un petardo y hasta se me quedaron los documentos... Pero filo. Llegamos. La wea repleta. Los afortunados de cancha moviéndose como marea turbia media hora antes del concierto, todos apretados como enjambre de zancudos. Agarré un puesto al lado de una escalera y no podía contener la emoción. Esperando, copete en mano, siento que un weon me toca la espalda y me pide que me corra o que me siente, que quieren ver el concierto sentados, que para eso pagaron platea... Lo miro, un pendejo flaco, con otro pendejo flaco, medio emo, completamente homo, y lo único que me previno de pegarle un charchazo fue que me podía contagiar de alguna enfermedad extraña. El muy huevón quería ver el concierto sentado, JAJAJAJAJA, puta que era pavo, cómo se le puede ocurrir que iba a ver el concierto sentado, que pendejo más imbécil. Después un par más empezó a weviar, que me sentara, y porque soy educado no les dije y por qué no lo... y me quedé callado mejor. Como diez pa las nueve no aguantaba la emoción, ya me había convertido en un fan declarado de Muse, la Favi estaba chata, escuchaba a los weones todos los días, en el Mp3 player, en el depto, en youtube, en el trabajo, en el auto. Embobado. La verdad es que sería la primera vez que vería a una banda que realmente me gustaba. Todo siempre tiene un downside y es que no estaba en cancha, donde ya parecía que se habían muerto tres gallos antes de que empezara el concierto. Una voz por los parlantes, hola, eeeeeeeeeeeeeehhhhhhh, todo el mundo. Por favor, no queremos herido, den un paso para atrás... Creí escuchar un "dareeeeis" generalizado, pero fue mi imaginación. Aunque efectivamente, como cuatro desubicados dieron un paso atrás, y después dos pa adelante.
Y a las 21:00 en punto, se apagaron las luces. El corazón se me dio vuelta. Caché que venían saliendo por el lado. Ese weon de Bellami, el bajista de apellido extraño, el batero ondero. Ya sabía que sería el mejor concierto que he visto en mi vida, antes de verlo. Un saludo, nada apoteósico. La gente se empezó a mover en sus lugares como los caballos dentro de los corrales cuando escuchan un trueno. Ya, estábamos. El weon de Bellami se sienta frente al piano, ok, sería, New Born. Ta ra ra ra, ta ra ra ra, wooooooooooow, eh eh eh eh, aplaudiendo, puta los weones prendidos, la zorra!!! Que se lleven buena impresión de los chilenos, pa que cachen que somos un público diferente (porque este tipo de shows no los vemos nunca, obvio, pero igual). Y ya empezaron a dejar la cagá, abajo los weones se movían, saltaban, aplaudían, y al mismo tiempo grababan, cómo lo hacen. Seguramente Wolfinhiuer estaba impresionado y encandilado con tanto celular, ahí caché que en Chile efectivamente tenemos la tasa más alta de celulares por habitante, porque no había un weon sin uno (y obviamente todos bacanes, Ipods y todo eso, 200 megas de memoria por lo menos). Quién dijo que estamos en crisis, ah, ah, si pagamos hasta 40 lucas por una entrada, andamos todos con I Pod y Blackberry, y no estamos ni ahí?? Bueno, después se tocaron una que no cachaba mucho, Dead Star, pero sabía cuál era, ahí hice la parada como que me la sabía y recurrí al viejo sing along pa que nadie cachara (como si alguien estuviera preocupado). Después Map of the Problematic, y ahí como que quise saltar, pero todavía no entraba en confianza con los vecinos, así que me moví no más en mi lugar y no wevié mucho. Temazo. Ya no me acuerdo qué tocaron después, creo que se tiraron con Citizen Erased, y después Invincible (uuff, temazo, qué solo de ese weón, cómo lo hace!!! you rock!!! guitar heroe!!). Fuertes imágenes en la pantalla, quedé pa dentro con una de un compadre que está en una manifestación, cubriéndose la cabeza con las manos, rendido, y un milico va y le pega un balazo, así, como por weviar... Together we're invincible, unidos venceremos... Esa onda. Y yo que pensaba que la wea era de amor. El weon del lado me dijo algo como, puta los weones buenos, sí, y eso que no han tocado lo mejor... Ja, me escuchaste Bellami, Hysteria, qué tema, waaaa, pensé en descolgarme hasta cancha, filo con todo, pero no, me podían pillar y echar pa fuera, no valía la pena. Abajo seguían marcando la pauta saltando como flaite en persecución policial, arriba, arriba... Y luego, Starlight, ooh, la canción pa bonita, la cagó. Hasta me inspiró ternura y abracé a la Favi, que estaba a mi lado, y sentí que la quería un poco más... I'll never let you go if you promise not to fade away... La raja. Ahí ya nos soltamos todos. Feeling good... Time is Running Out. A toda zorra. La wea se vino abajo. Ya me puse a saltar en el escalón, como un vulgar barrista. No estaba ni ahí. Stockholm Syndrome, seguidita, y creo que fue la que más pegó... Toda la gente cantando, era verdaderamente un caos allá dentro; saltando, coreando, haciendo el gesto de devoción con los brazos, This is the last time I'll abandon you...!!!!! Ahí ya figuraba rezando, gracias Axel, gringo loco, por darme el tip de la lifetime... La raja!! ya llegaba al final con sentimientos encontrados, que no se acabe, que no se acabe, que toquen Plug in Baby, voy a dejar la cagá en Knights of Cydonia... Terminó Stockholm y el batero se tiró al suelo, Chile, ustedes son lo mejor, eso, compatriotas, tenemos patria, ciudadanos!! Na de argentinos y brasileños y mexicanos, acá la llevamos en mala!!! Allá abajo estaba la cagá y hasta había un vendedor que se paseaba con botellas de agua, weones circulando por arriba de la marea, onda Glastonbury, minas desmayándose... Abajo debía haber por lo menos 40 grados, parecía patio de penitenciaría, todos en pelota, saltando... Hacen el break pero todos saben que van a volver, y de hecho nadie canta ni aplaude ni nada PORQUE ESTAMOS TODOS RAJA!!! Puta, ya po, salgan de nuevo, venimos con olor a bencina ya... Y ahí vienen, esa canción a toda zorra que abre el Black Holes, y luego ese pitido infernal de la guitarra ultrasónica que tiene este weon, parece que le metió un Mac adentro.... Ah, Plug in Baby. Ya, quedó la cagada, obvio, globos salen de los costados, la raja, tírense muñecas inflables, como en los conciertos de Queen!! Un momento de pura bulla, woaaaa, tiiiiii, buiiiiii, se apagan las luces, Bellami se acerca al micrófono, Nah, nah, nah!, dah dah dah! Knights!! Todo el teatro entró en histeria colectiva. Pa qué hablar de la parte que viene después del discurso... C'mon!!!! Una ráfaga de acordes, la gente saltando, el teatro se cae, la raja, la raja, y de ahí en adelante no paré de saltar, puta el weon loco, deben haber dicho, PICO!, yo salto porque a eso vine, si no estoy en cancha es de mala cueva... Cuando se agota el último acorde, entre la bulla y los aplausos no alcanzo a distinguir las palabras del batero, que se acerca al micrófono sólo pa despedirse, y estoy seguro de dice, están locos, Chile, Cheers!, y se va, con la bandera en mano... Puta, que toquen de nuevo, plis!! Ya se van, las luces se prende, miro para atrás, veo a mi compadre Lef que saltó la baranda y se pasó a platea baja, todo mojado, como yo, con una sonrisa alucinada, uno de los mejores de mi vida, y ese weon sí que ha ido a hartos... Una montaña rusa, todo el concierto de mierda... Una montaña rusa en picada... Y a veces un Splash... Y a veces una casa del terror... A la mierda, el Fantasilandia completo ahí dentro. Que vengan de nuevo... Porfa. O yo iré a ellos. Espero que a verlos donde haya tanta onda como en Chilito querido.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Y Quién es Morricone?

Miércoles 19 de marzo, 20:10 p.m. (OBVIO). Trato de dirigirme directamente a las fauces de la vorágine consumista con el afán casi místico de adquirir un sillón para mi recientemente alquilado departamento en Martín de Zamora. La realidad me golpea como un ladrillo que cae de un sexto piso. Un taco. Un taco más grande que en zapato de travesti. Taco. Tacos. En Isidora, en Presidente Riesco, en Apoquindo, en Vespucio, en Alcántara, en Martín de Zamora. Me da la tontera y mando la compra a la cresta, echando de paso un montón de puteadas, como acostumbro hacer cuando manejo. ¿A qué se debe la existencia de tan enorme fila de automóviles tratando de subir a los altos suburbios de la capital? ¿Quién es el culpable de esto? ¿Los concesionarios de automóviles? ¿La Bachelet? ¿Pinochet? ¿La selección chilena de hockey sobre hielo?
No. Es un huevoncito de apellido Mariconi o algo así. Y otro huevón de apellido "Celfin", como delfín, pero con C.
Y pienso, siendo literal, ¿y por qué chucha queda una cagada de este porte para ir a ver a este italianucho? ¿Es porque la huevada es gratis? ¿Es ESE el punto de todo esto? ¡Quién mierda vio "la fortaleza" o "la misión" o como se llame esa weá de película! Y aunque te haya gustado la película, ¡quién se preocupó de la banda sonora! Mierda, si el compadre no es Beethoven ni Verdi. El weón escribió una buena banda sonora. Ya. Ok. ¿Por eso tamaña cagadita? ¿Por eso todo esto?
Gallos matándose por conseguir una entrada. Gente masacrándose como en el Medio Oriente. Todos peleándose una entrada como en Somalia se pelean una caja de leche en polvo. No había otra explicación. Es que no había. Solamente... PORQUE ERA GRATIS.
Váyase a la cresta. Mejor me voy al depto.
Venía llegando al departamento y una vieja huevona se mete por una calle chica tratando de evitar el taco. Vieja de mierda, acaso no se da cuenta que hay taco en todas partes. Como hay autos estacionados y la calle es angosta nos quedamos varados en medio de la calle. Le digo que se eche un poco para atrás para pasar. Me dice que no, desesperada. Se niega. Puta que es weona, me digo, ¡si no se corre no pasamos ninguno! No se corre. Agita la cabeza y dice no. Siente que si se corre estará cediendo parte de su orgullo e integridad. Ok, ninguno pasa entonces. Ante lo ridículo de este escenario, finalmente cedo, me meto entre dos autos como puedo y la vieja pasa. Y entonces se me cae el quintanormalino que llevo dentro y le refriego en su cara, "vieja aweoná estúpida, eris muy estúpida". No me importó la niña chica que traía al lado. No me importó el barrio. La mandé a la cresta a la muy pava. Sólo tenía que echarse dos metros hacia atrás y pasábamos de lo más bien. De hecho, ella pasaba colada antes. Pero estaba desesperada por ir a ver a Berluscone. ¿No fue el que escribió la música de la Guerra de las Galaxias? No, imbécil. Ese fue un judío de apellido Lucas.
Y desde el depto miraba la inmensidad de la cola de autos a la lejanía, pensando en cómo pueden manipularnos los medios. Viejo, en Santiago se tocan todas las semanas obras de Bach, de Beethoven, de Mendel, de Tchaitkovsky. Valen luca. Algunas son gratis. Van como tres pelagatos curiosos y algunos abuelitos jubilados. Y todo este escándalo por el compadre que escribió "Bolsero". Uiuiuiui, bolsero... Súper buena. Pero mejor es la Novena de Beethoven y Santiago no se paraliza cuando la tocan, aunque te paguen por ir. Ah, es que es la filarmónica de Roma. La media weá. La de Santiago le pega 50 patadas.
O sea, el gallo es talentoso. Tiene buenas composiciones. Es una personalidad de la música de la última parte del siglo pasado. Pero, ¿someterse a todo esto para ir a escucharlo? ¿Meterte en un taco interminable, no tener dónde estacionar, estresarte, sentarte en el suelo, exponerte a un suicidio colectivo, solamente por ir a verlo? Ah que mientras tocaba todos los weones hablaban, los cabros chicos chillaban, papá, papá, qué hace ese caballero con esa trompeta grande. Schiii, hijo, que están tocando. Pero papá, papá, ¿qué hace ese caballero moviendo las manos? Escuchaba a mis colegas, oye, pero, ¿y qué hace un director de la orquesta? No, es que mueve los brazos. Dirige la orquesta. Es pa que sepan partir. Lo escuchaba y casi me atraganto. Viejo, si no sabes lo que hace un director, ¡POR QUÉ MIERDA VAS A IR A VER A MORRICONE! ¡Anda al teatro de la Chile y te escuchas a los cabros en práctica y vas a disfrutar la música tanto o más! ¡En qué estamos pensando!
Escucho un especial de Berluscone mientras escribo esto. Tiene composiciones muy lindas. Hay una que parece de Kill Bill. Imagino al cowboy recorriendo el desierto en su caballo mientras el sol se pone. El jinete está muerto pero no se nota. Suena la música. El jinete se aleja como escondiéndose dentro del sol. Comienzan a salir los créditos. La gente se para, llorando. Guau.
Cómprate un DVD y un equipo de alta fidelidad. Busca en la sección "cultura" del diario. Te vas a pillar cosas más intensas que esa. Gratis, o casi gratis. Y dejen las calles tranquilas y las avenidas abiertas, para que el hombre libre de este inmenso país pueda volver a transitar sin ataduras.